Desde que era una niña, he considerado a la honestidad y a la honradez como los valores más importantes en mi vida. Sin ellos no sería la mujer que soy hoy. Siempre he creído que para ser una buena gobernanta, buena servidora pública, buena madre, buena hija, buena hermana, todo lo que haga debe ser desde esos principios fundamentales y tan necesarios para nuestra vida diaria.